La verdad es que nunca he creído demasiado en lo que hago, en lo que soy. Me cuesta mirarme a mí mismo y no descojonarme vivo. Me pregunto a veces qué carajo es esa cosa naranja que lleva la fabada litoral. Ruge el microondas y todo me parece rotundamente vulgar, y a ratos me gusta, claro que me gusta. ¿Cómo inventar así grandes cosas? ¿Cómo eludir esta nadería? ¿Cómo creerse alguien en este vodevil, si cada mañana, ante el espejo, me dan ganas de partirme la cara? Me aburren los juglares, también los eruditos de cartón, los panaderos que nunca han probado el pan que endosan a media ciudad y los que lo entregan mordisqueado. Lo mejor es salirse, me digo. Voy a escapar hacia dentro, con los pies en la mesa y mirando al techo. ¿Acaso hay algo más? No soy un ser humano, soy un playmobil. Tú también, aunque te resistas a soplar el castillo de naipes sobre el que te balanceas orgulloso y bobalicón cuando te abandona la lucidez. Ser como Ernesto de Hannover en domingo, retozar desnudo sobre la nieve y rociarme las pelotas con champagne.
Saldré mañana a la calle con una sonrisa cómplice que cruzaré contigo que me lees y estás de acuerdo. Nos encontraremos en las esquinas, en los bares y comisarías, y todo estará ya dicho, todo, y sonará esa musiquita graciosa que viene de algún rincón del universo y que suena a orgasmo y a sinergia. Nos saludaremos, comeremos juntos sin dejar de mirarnos, y apoyaremos sendas versiones ante la justicia, que nunca va a creernos. Después, seguiremos jugando un rato hasta que nos cansemos de verdad, hasta que no podamos más, y entonces saltaremos a la vía cogidos de la mano.
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9 comentarios:
¿Jugamos a descojonarnos juntos? ¿Con o sin lancome? :)
Me gustó el modo de escribirlo y lo que dices, aunque a mi últimamente me parece que lo que se define como madurez es el hastío, por la vida misma, por la reiteración de acontecimientos vitales con nuevos disfraces... Antes era más optimista con respecto a la madurez... quizás por eso ansiaba su sayo...para disfrazarme, vestirme, reciclarme... Ahora es ella quien me trepa, me rellena, me vacia...
Es intenso, atrevido y transgresor. Es hasta juicioso. Me gusta. Pero es también cobarde... Si intentas saltar a la vía, yo tiraré de tu mano hacia mí. Y entonces maduraremos...
Ernesto de Janofa no creo que se sienta pletórico un domingo por la mañana. Reseñable post.
me gusta tu madurez. ojalá yo lo tuviera tan claro...
Choto, haz el favor de escribir más. Necesito cómplices.
Secundo la emoción.
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