Un esquiador de firmes convicciones dadaístas nunca caerá en el recurso de la enumeración de conceptos concatenados clausurada con un redundante etcétera, etcétera, por considerarlo de mal gusto. Nada de: hoy he saltado un cadáver, he iniciado una disputa vecinal con yogures de macedonia, he contraído una hepatitis, he contado el número de violetas de la avenida, etcétera, etcétera, he perdido un mechero en el Madison Square Garden, he sacado brillo al vaso de cognac, he impregnado de ironía un anuncio de pan de molde, etcétera, etcétera, he elaborado categorías humanas con criterios dispares, he bendecido una sopa de cebolla, he escupido hacia arriba y he saltado un segundo antes de empaparme de nostalgia, etcétera, etcétera.
El esquiador, por ser dadaísta, rara vez aprobará tales conductas lingüísticas, salvo en individuos hemipléjicos o bajo amenaza nuclear.
sábado, 5 de abril de 2008
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1 comentario:
¡Bravo! El Amado Líder aplaude su ovra y le nombra poeta oficial del IV Reich. Insisto: ¡Bravo!
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