sábado, 19 de abril de 2008

El esquiador dadaísta 1:7

El esquiador, dadaísta de vocación, pondrá especial esmero en la ordenación alfabética de los anuncios por palabras en periódicos de tirada vecinal. Se hará cargo de las circunstancias y entenderá las urgencias del redactor que bebe un café cargado mientras su compañero yace muerto con un bolígrafo apuntillándole las entrañas, pero ello no será óbice para que tome la hoja y la devuelva corregida a los seis días de su publicación, dulcemente acomodada entre los pliegues interiores de una caja de bombones caducados. El esquiador, sensible hacia las cuestiones editoriales, abordará sin reparo la maniobra de intrusismo matinal con un paraguas enganchado en el cuello, y vomitará el zumo de naranja sobre la mesa al percatarse de que se ha tragado una cáscara de nuez.
El esquiador, como buen dadaísta, a veces flirtea con la mentira de sentirse periodista.

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