sábado, 17 de mayo de 2008

A 59 segundos del final

Quiero y no puedo, mas
una vez pude odiarte,
ingenuo, nadie,
en el momento de decir que
rara vez conocí
otra como tú.

Fríamente lo espero,
(h)oradando la pared,
las palabras muertas,
los enigmas, los silencios
asumidos sin modestia,
recogiendo en una muestra
mis mentiras bien contadas,
escondidas como restos.

Alguna vez te sentí.

Mi angustia me recuerda,
al vuelo de un insecto,
mareando un suicidio
en el cristal imposible;
nunca es imposible.

Mirándote la boca,
el sexo dibujado en
nupcias estrenadas,
días entregados a lo
irrelevante,
zarpando a otro abismo
a bordo de un papel vacío,
buscando en el cielo
abierto y cerrado, de tus
labios.

3 comentarios:

Carlos dijo...

Este es de los tres el más grande, y el que más me gusta. O sea: mucho. Es Vd. realmente sorprendente. Sí.






P.S. Horadar (salvo licencia poética vs. errata)

El Hombre de la Pústula dijo...

¡Bravo! Suya es, a mí me recuerda a Acebes.

Anónimo dijo...

Sí que te inspira la Mendizábal.
Nunca es imposible, me gusta.