Me dejo las palabras
en los cantos de las hojas
que arranco en cada plaza
una vez por cada hora.
Inundo los portales
en la luz de la zozobra,
regando los umbrales
oxidados de tu alcoba.
Me dejo los zapatos
olvidados en tu alma;
rara vez los he soltado
ignorando la nostalgia
reincidente del cansado.
2 comentarios:
Tranquilo, vamos a morir todos. Y Pitita Ridruejo estará allí para dar fe de ello.
Belén Rueda rueda una película
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